Hablando de ello, solo me crucé una vez con Elizabeth.

En aquel entonces simplemente me parecía que el contenido que publicaba en Twitter era bastante interesante, y su imagen pública también resultaba simpática. Cuando nos vimos, incluso tuve la cara dura de pedirle un follow, y para mi sorpresa realmente recibí una whitelist; en ese momento me hizo bastante ilusión.

Esta vez el escándalo por la falsa donación ha causado un gran revuelo. No he investigado en profundidad la verdad—nunca me ha gustado indagar demasiado en estas cosas. Pero hay que decir que este asunto realmente ha sido una llamada de atención para el sector: hay que tener principios, especialmente en este entorno, donde la confianza puede desmoronarse en un instante.

A veces, el filtro de fan puede impedirte ver la verdad. Detrás de una imagen pública impecable, nunca se sabe lo que realmente se esconde. Mantener el juicio independiente siempre es más importante que la admiración ciega.