¡Otra vez! Llevamos dos meses seguidos pendientes del día de publicación de los datos de empleo no agrícola, y lo único que nos llega son anuncios de “cierre del gobierno, datos aplazados”. Esta vez el Departamento de Trabajo ni se molesta: si la puerta no se abre, olvídate de los datos. Esta jugada ha dejado tanto a Wall Street como al mundo cripto completamente desconcertados; pero, siendo sincero, después de tantos años siguiendo el mercado, creo que estos “periodos de vacío de datos” no tienen por qué ser algo malo.

Aclarando una cosa: los datos de empleo no agrícola no son un indicador para el sector cripto, sino que son la referencia del sector financiero tradicional. La Fed los usa para calibrar el mercado laboral, las instituciones ajustan su asignación de activos según ellos, y el dinero global se mueve como aves migratorias siguiendo estos datos. Ahora que esta veleta se ha apagado de repente, el dinero caliente del mercado tradicional se ha quedado sin rumbo. Es aquí donde las criptomonedas muestran su ventaja: no dependen del ritmo político de un solo país y se convierten en una de las opciones de refugio a corto plazo para el capital.

Basta ver la historia. El tercer trimestre del año pasado ocurrió algo similar: se retrasó la publicación de datos económicos clave y la volatilidad del mercado estadounidense se disparó un 30%. Durante ese periodo, Bitcoin subió de 28.000 a 32.000 dólares en solo siete días, un incremento superior al 14%; ETH fue aún más allá, pasando directamente de 1.700 a 2.100 dólares. Los que apostaron por las principales criptos en ese momento ganaron al menos un 20%. No es que la falta de datos garantice una subida, pero cuando el mercado tradicional está desorientado, la flexibilidad de los criptoactivos es claramente mayor que la de acciones o bonos.

Pero no te equivoques, esto no es una señal para lanzarte a ciegas. Cuanto más así esté el mercado, más hay que… (original inacabado, continuará)