Los recientes movimientos políticos revelan un marcado contraste en los enfoques de aplicación de la ley. Por un lado, se autoriza el uso de medidas extremas contra operaciones marítimas de drogas sospechosas, sin juicio ni necesidad de presentar pruebas. Por otro, un expresidente de Honduras queda en libertad a pesar de que los fiscales han construido un caso sólido con pruebas documentadas.
La brecha entre estas dos posturas plantea interrogantes sobre la coherencia en la aplicación de la justicia. ¿Cuándo justifica la sospecha una acción inmediata y cuándo exige la evidencia un proceso exhaustivo? ¿Se aplican distintos estándares según el caso o responde a un cálculo estratégico?
Este patrón no es nuevo en las estructuras de poder: la aplicación selectiva de la ley siempre ha existido. Pero la imagen aquí es especialmente llamativa: castigo rápido para algunos, clemencia para otros. Vale la pena observar cómo evoluciona esta situación y qué precedentes establece para futuras decisiones de aplicación de la ley.
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¯\_(ツ)_/¯
· 12-08 02:18
Este doble rasero es increíble: a uno lo sancionan sin pruebas, y a otro, con pruebas irrefutables, consigue librarse... Así es el juego del poder.
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AirdropNinja
· 12-07 05:56
Juegas con doble rasero de forma tan evidente, ¿para qué seguir fingiendo?
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GateUser-7b078580
· 12-07 02:15
Los datos muestran que este conjunto de estándares no es en absoluto razonable... ¿Se puede actuar solo por sospechas? ¿Cuántos falsos positivos habría? Si se contabilizan por horas, ¿te imaginas lo aterrador que sería?
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GweiWatcher
· 12-06 14:00
¿Doble rasero? Esto no es más que el procedimiento habitual en el juego de poder, ¿quién no lo ha visto antes...?
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AllTalkLongTrader
· 12-06 14:00
Eh... este doble rasero es demasiado evidente: a uno lo atacan sin pruebas, y al otro, con todas las pruebas, le dejan irse de rositas.
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FortuneTeller42
· 12-06 13:37
Qué risa, una regla para la gente de a pie y otra para los poderosos, ¿no es eso lo habitual...?
Los recientes movimientos políticos revelan un marcado contraste en los enfoques de aplicación de la ley. Por un lado, se autoriza el uso de medidas extremas contra operaciones marítimas de drogas sospechosas, sin juicio ni necesidad de presentar pruebas. Por otro, un expresidente de Honduras queda en libertad a pesar de que los fiscales han construido un caso sólido con pruebas documentadas.
La brecha entre estas dos posturas plantea interrogantes sobre la coherencia en la aplicación de la justicia. ¿Cuándo justifica la sospecha una acción inmediata y cuándo exige la evidencia un proceso exhaustivo? ¿Se aplican distintos estándares según el caso o responde a un cálculo estratégico?
Este patrón no es nuevo en las estructuras de poder: la aplicación selectiva de la ley siempre ha existido. Pero la imagen aquí es especialmente llamativa: castigo rápido para algunos, clemencia para otros. Vale la pena observar cómo evoluciona esta situación y qué precedentes establece para futuras decisiones de aplicación de la ley.