Recientemente he descubierto un planteamiento de diseño bastante interesante en una plataforma de compraventa de NFT.

La mayoría de los marketplaces de NFT en el mercado compiten por la velocidad y el nivel de actividad; las interfaces están llenas de flujos de información y datos en tiempo real, lo que puede resultar agotador tras un rato. Pero esta plataforma ha optado por el camino contrario, apostando por una experiencia de navegación inmersiva: sin excesivos estímulos visuales, con un ritmo muy pausado, pero que sorprendentemente permite a los usuarios explorar el contenido con calma y detenimiento.

Esta filosofía de diseño de “visitar la exposición sin presión” es en realidad bastante inteligente. No todos los usuarios disfrutan de la compra compulsiva a ritmo acelerado; muchos coleccionistas necesitan un espacio donde poder apreciar las obras en tranquilidad. Cuando no te ves acosado por ventanas emergentes y cuentas atrás, la curiosidad por explorar surge de forma natural.

La verdad es que, a estas alturas del desarrollo del mercado NFT, la competencia ya no se basa únicamente en la eficiencia de las transacciones: la diferenciación en la experiencia del usuario es la clave para la retención a largo plazo.