Otro fundador de un importante exchange se ha visto acorralado de nuevo por el “arqueo de tweets”. El 7 de diciembre, este referente compartió un post explicando el concepto de “acciones espontáneas de la comunidad”, con un tono bastante contundente: “¿DOYR? ¿Do Your Meme? Interpretadlo como queráis. Incluso si alguien lanza un token usando mis coletillas, yo seguiré diciendo lo que pienso, pero esas palabras no tienen nada que ver con si respaldo o no un determinado token. Son cosas completamente distintas”.

Traducido a lenguaje claro: no cojáis cualquier frase que suelte para estafar a minoristas, yo no respaldo ningún proyecto.

Los veteranos del sector saben bien lo “injustamente” que lo pasa este referente: antes publicó una foto de su perro “Brócoli”, y al instante aparecieron cientos de tokens temáticos de brócoli en la blockchain, la BNB Chain se saturó hasta colapsar y los minoristas acabaron perdiendo tanto que borraron Twitter esa misma noche; luego mencionó de pasada el proyecto educativo Giggle Academy, y enseguida alguien lanzó el token $GIGGLE, que subió y bajó en cuestión de horas, obligándole a aclarar de inmediato que “no tenía nada que ver con él”.

Esta vez ha ido aún más lejos: aunque suelte cualquier sigla al azar, que lancen tokens si quieren, pero si pierden no vengan a pedirme cuentas. Al fin y al cabo, ya ha habido quien, tras apostar fuerte a shitcoins siguiendo sus tweets y perderlo todo, le acusó de ser el “cabecilla del timo”. Ahora, básicamente, lleva el descargo de responsabilidad grabado en el ADN.

Los comentarios de los usuarios no tienen desperdicio:
“O sea, tú ganas seguidores con tus tweets y nosotros hacemos de cajero automático con el token, ¿no?”
“La próxima vez que digas ‘buenos días’, ¿habrá que temer que alguien saque el token $GOODMORNING?”

Lo irónico es que, cuanto más se desmarca, más se entusiasma la comunidad: las “frases míticas del jefe” se han convertido en imanes de tráfico para los meme coins. Y ahora surge la duda: ¿acabará algún equipo lanzando de verdad el token $DOYR para otra ronda de especulación salvaje?

Detrás de este circo se esconde una verdad incómoda: cuando cualquier palabra de una persona puede convertirse en objeto de especulación, ¿dónde están los límites entre “influencia” y “responsabilidad”?