Estados Unidos acaba de lanzar una bomba legislativa dirigida a prácticas de censura extranjera. La Ley GRANITE—acrónimo de Garantizar Derechos Contra la Nueva Tiranía y Extorsión Internacional—está ganando un apoyo considerable en las legislaturas estatales.
Dos estados ya se han sumado. Wyoming y New Hampshire han presentado versiones de este proyecto de ley, lo que indica una respuesta coordinada frente a lo que los legisladores consideran un exceso de autoridad por parte de las autoridades europeas y brasileñas. ¿La premisa central? Si gobiernos extranjeros censuran la libertad de expresión estadounidense, podrían enfrentarse a sanciones millonarias.
La subsecretaria de Estado de EE. UU., Sarah Rogers, se pronunció durante una reciente rueda de prensa. Su mensaje fue claro: esto no es solo una postura simbólica. El marco legal busca proteger las voces nacionales de la aplicación extraterritorial de códigos de discurso que entran en conflicto con los principios de la Primera Enmienda.
Para la comunidad Web3, esto es relevante. Las plataformas descentralizadas prosperan gracias a la expresión sin permisos. La fragmentación regulatoria entre fronteras genera fricción. Si esta legislación se expande, podría transformar la forma en que los países abordan la moderación de contenidos transfronterizos, y determinar si los protocolos necesitan capas de cumplimiento específicas por jurisdicción.
Atentos a este tema. El impulso a nivel estatal suele anticipar interés federal.
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Estados Unidos acaba de lanzar una bomba legislativa dirigida a prácticas de censura extranjera. La Ley GRANITE—acrónimo de Garantizar Derechos Contra la Nueva Tiranía y Extorsión Internacional—está ganando un apoyo considerable en las legislaturas estatales.
Dos estados ya se han sumado. Wyoming y New Hampshire han presentado versiones de este proyecto de ley, lo que indica una respuesta coordinada frente a lo que los legisladores consideran un exceso de autoridad por parte de las autoridades europeas y brasileñas. ¿La premisa central? Si gobiernos extranjeros censuran la libertad de expresión estadounidense, podrían enfrentarse a sanciones millonarias.
La subsecretaria de Estado de EE. UU., Sarah Rogers, se pronunció durante una reciente rueda de prensa. Su mensaje fue claro: esto no es solo una postura simbólica. El marco legal busca proteger las voces nacionales de la aplicación extraterritorial de códigos de discurso que entran en conflicto con los principios de la Primera Enmienda.
Para la comunidad Web3, esto es relevante. Las plataformas descentralizadas prosperan gracias a la expresión sin permisos. La fragmentación regulatoria entre fronteras genera fricción. Si esta legislación se expande, podría transformar la forma en que los países abordan la moderación de contenidos transfronterizos, y determinar si los protocolos necesitan capas de cumplimiento específicas por jurisdicción.
Atentos a este tema. El impulso a nivel estatal suele anticipar interés federal.