Recientemente vi un caso que resulta tanto doloroso como indignante: en California, una mujer llamada Margaret fue estafada por un esquema de “pig butchering” con criptomonedas y perdió casi un millón de dólares. Lo más surrealista es que, al final, fue gracias a ChatGPT que se dio cuenta del engaño; toda esta historia ha dejado a la gente del sector con sentimientos encontrados.

La historia es así: en mayo de este año, Margaret conoció en Facebook a un hombre llamado Ed, quien decía ser un empresario de éxito. Empezaron a conversar y enseguida Ed llevó el tema hacia las inversiones en criptomonedas. Margaret no se lo pensó dos veces: retiró 490.000 dólares de su fondo de jubilación, hipotecó su casa por segunda vez y sacó otros 300.000 dólares, invirtiéndolo todo en el supuesto “proyecto de inversión” que Ed le recomendó.

¿Y luego? De repente, su cuenta quedó “bloqueada”. Ed le dijo que, si quería desbloquearla, tenía que ingresar otros 100.000 dólares. Es un truco más viejo que el hilo negro; cualquiera que lo vea desde fuera se da cuenta enseguida de que es una estafa, pero la víctima ya suele estar atrapada. Para colmo, el dinero acabó en una cuenta de Malasia: una vez que la transferencia internacional se ha hecho, recuperarlo es prácticamente imposible.

La verdad es que este caso revela las técnicas clásicas del “pig butchering”: primero te enganchan emocionalmente, luego te dejan probar un poco el sabor de “ganar dinero” y, por último, explotan el sesgo del coste hundido para que sigas apostando cada vez más. Cualquiera que conozca mínimamente el sector de las criptomonedas sabe que ninguna plataforma seria te va a pedir más dinero para “desbloquear” una cuenta; eso es puro discurso de estafador.

Este caso sirve de advertencia para todos: el mundo cripto es un terreno peligroso. No importa lo bien que se venda alguien, si un desconocido te invita a invertir en un “proyecto privado”, lo mejor es salir corriendo. Las herramientas de inteligencia artificial pueden ayudarte a identificar estafas, pero una vez que el dinero ha salido, ni el mejor mago lo puede recuperar. En las inversiones se busca rentabilidad, no jugarse la vida a la suerte. No dejes que un impulso te convierta en el próximo “cordero al matadero” de los estafadores.