El gobierno japonés acaba de lanzar una auténtica bomba: un paquete de estímulo económico de 21,3 billones de yenes, el mayor cheque que han emitido desde la pandemia. De esa cifra, 17,7 billones corresponden a gasto fiscal real y, además, se suman medidas de reducción de impuestos por valor de 2,7 billones.

La reacción del mercado ha sido bastante honesta: el yen cayó directamente a mínimos de diez meses, la rentabilidad de los bonos a 40 años alcanzó niveles nunca vistos y la emisión de deuda del gobierno ya supera la del año pasado—las alarmas sobre la salud fiscal empiezan a parpadear.

Detrás de todo esto hay una señal aún mayor: el dinero a nivel global está buscando nuevas salidas. Cuando Japón sube el estímulo un 27% pero la rentabilidad de los activos financieros tradicionales sigue bajo presión, el capital tiene que dirigirse a algún sitio. En un entorno de tipos de interés cero, dejar el dinero en el banco equivale a una devaluación crónica, y los bonos tampoco ofrecen grandes rendimientos.

En estos momentos, el atractivo del mercado cripto empieza a destacar. ¿Volverá Bitcoin a atacar sus máximos históricos? ¿Se disparará el volumen de las stablecoins por la demanda de refugio? ¿O será que por fin llegará la temporada de las altcoins que llevaban tiempo en silencio?

Cuando se abre la compuerta de la liquidez, el flujo de capital suele ser más fuerte de lo esperado. A medida que los bancos centrales de diferentes países empiezan a aplicar políticas de estímulo, ¿dónde crees que irá a parar todo ese dinero primero?