Acabo de terminar de leer el “Proyecto de Ley sobre la Estructura del Mercado de Criptomonedas” de Estados Unidos y, sinceramente, leer el texto original es agotador. Está repleto de términos técnicos; he tenido que consultar traducciones constantemente y, después de varios días, siento que los ojos se me van a salir de las órbitas.

La cantidad de información es enorme, así que cuando tenga tiempo lo analizaré en detalle. ¿O quizá lo comentamos en directo este sábado?

¿A los inversores de a pie nos beneficia o perjudica este proyecto de ley? ¿Dónde están las oportunidades? Te lo digo claro: se acaba la era salvaje en la que uno podía hacerse rico de la noche a la mañana por pura suerte; ahora se están estableciendo reglas del juego donde ganar dinero depende de la habilidad. El mercado cripto cada vez se parecerá más a una extensión de la bolsa tradicional, pero esta vez con un marco legal que lo respalda.

Últimamente he estado haciendo sesiones prácticas presenciales con los alumnos, produciendo contenido todos los días. Al mismo tiempo, el Bitcoin sube y baja diez puntos o incluso más, así que tengo que aprovechar la oportunidad para concentrarme en operar y ganar dinero —no puedo trabajar con el estómago vacío y sin recursos, ¿verdad? Nadie me mantiene, así que solo puedo mantenerme yo mismo.

Entre operar, enseñar y seguir formándome, el tiempo para aprender hay que sacarlo de donde sea.

Pero este alumno, Jiang, me da mucha confianza. Es todo un veterano en el mundo cripto: ha minado en DeFi, ha ganado dinero rápido con shitcoins y también ha perdido hasta la camisa, ha tenido liquidaciones con futuros, ha hecho airdrops una y otra vez... Ha pasado por casi todas las trampas posibles, así que su nivel de conocimiento ya es bastante alto. Solo necesita ajustar la mentalidad, ampliar su perspectiva a una visión global y reconstruir su sistema de trading desde una perspectiva más amplia y sistemática, puliendo los detalles. Estoy convencido de que podrá recuperar esos 5 millones que perdió. Voy a estar a su lado para presenciar el día en que vuelva a despegar.